El uctli, el pulque, no sólo fue la bebida alcohólica más común, exceptuando el agua, fue el líquido de mayor contenido simbólico de la época prehispánica.
Cabe señalar que aún lo es para las comunidades indígenas actuales, las que lo utilizan en sus ritos –en gran medida bajo pautas muy similares a las de aquella etapa– y lo tienen como elemento significativo en sus narraciones míticas.
El pulque era considerado un don divino y se creía que el proceso mismo de elaboración estaba bajo la tutela de distintos dioses. De hecho, se hacía la distinción entre las deidades del maguey, generalmente femeninas –como Mayáhuel–, y las del pulque, masculinas.
Las deidades principales asociadas con el pulque eran la propia Mayáhuel y los centzontotochin o cuatrocientos conejos, denominación que más que referirse a una cifra precisa es una metáfora de su gran cantidad y diversidad.El fuerte sentido ritual del pulque tiene que ver con su naturaleza.
Se elaboraba con un líquido que se obtenía de una planta en cuyo origen, indicaba el mito, estaban los afanes de uno de los dioses creadores –Quetzalcóatl– y el sacrificio de una joven doncella –Mayáhuel–, renacida como la planta del maguey para dotar a los hombres de sustento y, algo que para nada es menos importante, del “gusto de vivir en la tierra”.
Fuentes: Vela, Enrique (editor), “El maguey”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 78, p. 14-17.Vela, Enrique (editor), “El pulque prehispánico. Regalo de los dioses”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 78, p. 10-13.
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