A ti jornalero, que dedicaste tu vida de sol a sol para cultivar los largos campos del Valle del Mezquital.
Que no te importó el humo en tus ojos ni el polvo en tu rostro, mientras surcabas esas largas milpas.
A ti qué con un machete curvo, podías quitar la maleza sin afectar el cultivo.
A ti qué esperabas a tu esposa pasando el medio día para que la hora de la comida, fuera la hora de la convivencia al aire libre.
A ti, qué con tus manos lograbas maniobrar desde un azadón hasta dominar el arado en el tractor.
A ti qué todas las mañanas temprano esperabas el canalero, para poder levantar las pesadas compuertas.
A ti qué no te importó regar las milpas de noche y con la luz de la luna como única compañía.
A ti, qué le pedías a Isidro Labrador que protegiera los sembradíos del granizo en la época de lluvias.
A ti, qué tuviste la dicha de crecer una simple semilla hasta convertirla en mazorca, a ti te dedico éstas palabras.
Grandes generaciones han sido alimentadas gracias a ti y jamás has sido reconocido.
Que este homenaje sea un signo de la importancia que tiene un jornalero en nuestro verde y bello Valle del Mezquital
En memoria de Don Raymundo Cano Camargo
Tractorista 1958-2019